NUESTRO
HOMBRE DE ORÁN
Conocemos ahora por
lo expuesto en el capítulo anterior una “historia mínima” de la Revolución o
guerra de Argelia, pero en el Hotel no nos llegaríamos a enterar de la
identidad o biografía del nuevo “patrón” (por la afinidad de la lengua
francesa), hasta que, en otra fecha posterior a la compra del Hotel; ya en
1973, se registró otra persona, esta vez sí con pasaporte argelino, preguntando
por el Director, Sr. Lázaro.
El recién llegado cliente, era un hombre
elegante, de talla media y porte destacado, que se mostraba obsequioso, pero en
el fondo se le notaba aleccionado para ir descubriendo el Hotel, su entorno y
sobre todo “los jefes y el personal” que allí trabajaba.
Uno de los Conserjes, al rellenar la
ficha de policía, previno a los empleados de turno de forma rápida los datos
del recién llegado viajero. Era “SADIQ DABIR”, de profesión: DIRECTOR
TECNICO. ¡¡¡¡
El Director, Sr. Lázaro, le recibió
exultante, pasando acto seguido a presentarle a su esposa e hija. Hay que tener
en cuenta que, en aquel tiempo, los Directores de Hotel, vivían en el propio
establecimiento con su familia y todo cuanto consumían era por cuenta de la
empresa, según establecía el contrato de trabajo que habían establecido con la
Sociedad propietaria del establecimiento.
Demostraba ser un hombre tranquilo,
amable, educado y eso sí muy observador. Pronto dio muestras de ser un
enamorado del deporte del Futbol y de los equipos de Madrid, pero especialmente
del Real Madrid, aunque cortésmente invitado por Román Bejar, acudía también a
ver los encuentros del Atlético de Madrid, al Manzanares.
Pronto mostró asimismo sus dotes de
“bricoleur”, ya que alguien debió de darle la orden, o ya fuese una obsesión, suya
adquirida durante su “experiencia de agente revolucionario”.
El caso es que Román un día nos comunicó
que se iba a París a comprar cerraduras “Fichet” (desconocidas entonces en
España), por encargo del que parecía ser el Delegado directo de la propiedad.
Y así lo hizo Román, tomó un avión y
tras dos días de estancia en París, regreso con una docena de “cerrojos
fichet”, en la maleta y una nueva idea de representación de esa marca francesa
para España, cosa que hizo meses más tarde, abriendo su propia tienda en
sociedad con otro amigo hotelero (que era quien se ocupaba del negocio) y con
lo cual alcanzó un formidable éxito, pues empezaron los robos en domicilios en
España, y el montar “puertas acorazadas, con ese novísimo “sistema FICHET”, les
permitió ganar mucho dinero.
Pero volviendo al encargo del <Mr.
Sadiq Dabir> ¿para qué serian esos famosos cerrojos? La respuesta fue inmediata.
Se dio orden al Jefe de Servicio técnico “López E.”, que se cambiasen las
entradas a las puertas que ellos consideraban más importantes, como fueron:
Entradas a despachos de Dirección, Contabilidad, Edificio de apartamentos en la
parte trasera del edificio, etc., etc.
Tras la
<<operción cerrojos>>, se organizó otra también de índole casí
desconocido para el personal del hotel y fue la compra inmedita de dos maquinas
ultramodernas “fotocopiadoras”, pero que solo podían utilizar el personal que
Mr. Sadiq, determinase o nombrase para ello.
Una mañana que estábamos juntos en
recepción Román y yo, el referido Sr. Dabir, nos comunicó, que deberíamos
fotocopiar todos aquellos pasaportes de clientes que llegasen al Hotel de
procedencia argelina y/o marroquí, y entregárselas a él o hacerlas llegar a la
oficina central en Ginebra a la Srta. Erika.
Nos quedamos cavilando los dos y cuando
quedamos solos, lo primero que nos llegó a los dos a la mente fue: “algo
esconde de espionaje esta orden”.
Al día siguiente se lo hicimos saber al
Director (ya empezaban a saltarse el orden jerárquico, que todo organigrama
empresarial tiene) y le sentó mal y aún más se molestó no con nosotros sino con
el Delegado a la sazón. También le comentamos que no nos parecía correcto esa
orden, primero por no ser él quien nos la diese y segundo porque el copiar
datos de un pasaporte y entregárselos a unas personas que no sabíamos que
harían con ellos, podía ser perseguidos jurídicamente. El Sr. Lázaro, nos
respondió: >>Hablaré yo con este “morito”, no se crea que anda en su
tierra. <<
Y ahí ya se detectó que la química
empresarial no pasaba bien entre las dos partes- Propiedad y Dirección.
Días posteriores,
apareció por el Hotel, una “matrona notable”, no tanto por su belleza, sino por
su gran tamaño y planta un tanto desgarbada, con aire medio árabe-cristiana y
que se instaló en contabilidad, pero simplemente como (decía ella) secretaria
del Delegado.
Yo comiendo un a
mediodía con Esteban (Jefe contable) le pregunté por la nueva empleada y me
replicó que, aunque chapurreaba español, hablaba mucho por teléfono con alguien
en árabe, así como con el Sr. Dabir.
Pero mira, Charles,
me dijo Esteban, en contabilidad, esa mujer, ni opina ni se mete, ya que no
parece ser conocedora de la profesión. ¿Y cómo se llama?, le pregunté; creo que
es un nombre “libanes cristiana” …CORA ¡¡¡.
¿Oye y quien paga
esos gastos de teléfono, pue supuestamente debe hablar fuera de España? Claro,
respondió Esteban, ya veremos cuando vengan los cargos de Telefónica y los vea
el “Dire”, que opina y quien se hace cargo de ellos. Uff, la que se liará.
Efectivamente, cuando
el Director, observó los gastos de teléfono que eran superiores al
funcionamiento normal del Hotel (antes de la llegada de los nuevos
propietarios), convocó al Jefe contable y le pidió que le explicase el motivo
de ese enorme aumento del gasto. Se le presentaron los resguardos de todas las
llamadas hechas desde la habitación del Delegado y las de la extensión que
utilizaba la Sra. Cora, y se comprobó que casi todas las llamadas eran con
números telefónicos de Argelia, y Suiza.
Nuevamente, el Sr. Lázaro,
se enojó y comentó que era intolerable esta situación de realizar gastos tan
altos con un “uso infrecuente de teléfonos para temas que seguramente nada
tenían relación con el Hotel. ¿Pero que podría hacer para resolver este asunto?
Y QUE RAZÓN TUVO ¡¡¡
Como una premonición,
estos actos estarían a la orden del día, no solamente con los consumos de
teléfono, sino con “el saqueo” constante de los fondos financieros del Hotel,
que aunque su producción era suficiente
para aportar beneficios tanto al empresario como a sus empleados, los “nuevos y
futuros gestores”, extrajeron las riquezas del complejo Hotelero, pues esta
empresa >>sufrió la rapiña económica del “grupo en el poder”, durante más
de 20 años hasta agotarlo, (debiendo venderlo en 1998 por sus torpezas e incompetencias,
al haberse deshecho de sus directivos más expertos, entre otras malas artes y
medios poco éticos)>>
Intentaron
componérselas hasta tal punto, que en varias ocasiones pensaron en venderlo,
cosa que NO ocurrió durante la
gerencia de “Charles” como Director, que se negó en rotundo,
defendiendo el porvenir de las ciento cincuenta familias que trabajaban en todo
el Conjunto Hotelero, a pesar de las presiones que sufrió para su venta, sobre
todo durante los dos años en que AL-RASHID,
estuvo cautivo en un Castillo militar, por motivos que son merecedores de
referirse en el episodio que se relatará y que tal vez sea el más controvertido y complejo de este
“sagaz” personaje que dejó su doblez por donde pasó.
Volviendo sobre la
orden que dio el citado Sr. Dabir, y en la que nos comunicó, que deberíamos
fotocopiar todos los pasaportes de clientes de procedencia argelina y/o
marroquí, y entregárselas a él o hacerlas llegar a la oficina central en
Ginebra a la Srta. Erika, resultó que días más tarde nos lo confirmó el
Director y además nos indicó que la maquina fotocopiadora “Canon” último modelo,
instalada en Contabilidad solo se utilizaría por los recepcionistas del Hotel y
obviamente el departamento contable.
Extraña forma de
concebir y aligerar el desarrollo del trabajo diario, ya que en hostelería el
trabajo es de tal rapidez, que siempre se decía y se sigue diciendo “esto para
ayer”, porque a un cliente no se le puede hacer esperar, pues este es un
principio dentro de la profesión hotelera.
Teniendo en cuenta
que por detalles que no escapaban a cualquier profesional de la hostelería, y
advirtiendo que estos nuevos propietarios no tenían noción alguna de lo que era
un Hotel, ¿cuál era su profesión anterior, estudios, de donde surgían, motivación
actual y sobre todo su desconfianza, con los posibles clientes que llegasen de
países árabes? ¿Qué ocultaban?
Román, que empezaba a
tener más roce con el Sr. Dabir, nos dijo un día que le
había enseñado unos poderes de un Notario de Madrid, donde se le titulaba Presidente
de la Sociedad Anónima, propietaria del Hotel “OIKIA S.A”, y que sus poderes
eran muy amplios, para poder gerenciar de forma directa todos los ámbitos de la
Sociedad.
Charles, que ya había
trabajado en varios hoteles de lujo en
Madrid, antes de incorporarse al Hotel “Palacio de Salamanca”, y que hablaba y escribía
un francés perfecto, tanto por sus estudios en su carrera de Perito Mercantil,
así como por haber residido en Francia durante unos años, y sumado a sus otros estudios de Dirección de
Empresas y Actividades Turísticas (Turismo), además de otros idiomas, y
formaciones turísticas, notaba algo pintoresco y exótico en aquellas acciones
tan chocantes en la actividad normal de un hotel, como el las conocía.
En esto coincidía
casi todo el personal que habían tenido la oportunidad de trabajar en la
profesión hotelera, tanto en España, como en varios países extranjeros, en
puestos de responsabilidad. ¿Qué estaba pasando?
Cierto día, llegó al
Hotel un antiguo cliente “valenciano” y dueño de una fabrica de “textil de
cierta tecnología punta” que se alojaba con probada frecuencia; el Sr. Ferrer,
quien conocía a los nuevos dueños nos preguntó si estaba alguno de ellos en
esos días por allí. Y coincidió que fue así, puesto que el Sr. Dabir, aún
estaba alojado. Se pusieron en contacto ambos y comieron juntos, notándolos muy
afables en su conversación.
Eduardo, el Maître
d´Hotel, que les atendió y que, por sus años de trabajo en Marruecos, Francia y
Suiza, dominaba perfectamente el francés, nos descubrió que “de pasada escuchó”
algo sobre <<uniformes militares que querían comprar nuestra
gente>>. Tate, había atrapado un asunto clave para ir conociendo la
profesión real de “nuestra administración árabe”.
Al dar por terminada
su estancia el Sr. Ferrer, un recepcionista que ya estaba picardeado, le sondeo
un poco sobre la coincidencia de que se codeaba con los nuevos empresarios, a
lo que respondió: Sí, ya hace muchos años que nos conocemos y hacemos negocios
juntos.
Les vendo muchos
uniformes usados del ejército español, Guardia Civil, etc, para su país y otras
naciones árabes. Son buena gente, pero “no dormirse” y como decimos en Valencia
“a más moros más ganancias”.
Esa respuesta me trajo a la memoria el romance del Cid Campeador, en su batalla para la toma de Valencia:
…/… A la torre del alcázar
A Jimena el Cid
subió,
La que viendo tantas
tiendas
De tal lujo y tal
valor,
Tantos corceles de
guerra,
Tanto ginete y peón,
Abatida en su
flaqueza
Daba indicios de
temor;
Hasta que esforzóla
el Cid
Y en esta guisa le
habló:
Cuantos más moros
veáis,
Más ganancia tengo
yo.
…/…
(Juan de Arolas)
Y alguna duda más nos dejó sembrada en
nuestro subconsciente el Sr. Ferrer.
¿Eran los nuevos administradores,
personas vinculadas con la guerra y sucesos luctuosos ocurridos en su
<<guerra de independencia de la metrópoli francesa >>?
Parecía ser que se
confirmaba la trama. ¿Y sí se trataba de blanqueo de fondos obtenidos de una
manera no muy licita? Nadie podría corroborar cualquiera de esos términos,
hasta bien avanzados los años y los sucesos que se fueron aconteciendo y
resaltando que tal vez fuesen por “la forza del destino” ocurrían
quinquenalmente, es decir cada cinco años.
Tal como había
llegado Mr. Dabir, desapareció del Hotel, eso sí bien cargado de maletas, con
destino a Ginebra, según nos dijo “Alberto” Jefe de conserjería, pues la noche
anterior le había encargado que le comprase el billete de avión, y claro estaba
“CUENTA CASA”, término hotelero, que indica que lo debía de pagar el - EX - “Hotel
Palacio de Salamanca”, ahora ya “
Hotel AL-RASHID”
Nota.- Resumen de un capitulo de mi libro: